domingo, 7 de junio de 2015

INCLUSIÓN SIN RECONOCIMIENTO






Gonzalo Gamio Gehri


Una democracia genuina trata a todos sus ciudadanos como agentes libres e iguales. Los derechos fundamentales deben proteger y favorecer a todos en el mismo sentido. No deben existir ciudadanos de segunda clase por razones de cultura, género, condición social, etc..

Se han cumplido seis años de las muertes de Bagua, y aún recordamos con indignación el proyecto de lotizar tierras amazónicas sin escuchar la voz de sus habitantes, ignorando sus exigencias y calificando su cosmovisión de irracional y primitiva. Los awajún consideran que la pertenencia a la propia tierra es el corazón mismo de su identidad, que la sabiduría que un ser humano puede alcanzar se identifica a partir de su conocimiento de las plantas y sus propiedades. La relación con la tierra no se puede comprender desde el derecho de propiedad. La ausencia de reconocimiento de la conexión espiritual del habitante originario de esa tierra, detonada por los intereses del gobierno de Alan García en aprovechar económicamente la zona, llevo el conflicto al uso de la violencia. Nativos muertos o desaparecidos, policías muertos. Y García recordándoles a quienes se negaban a renunciar a su tierra que no eran ciudadanos de primera clase. Un importante sector de la prensa recomendaba reprimir las protestas con especial dureza. El Estado peruano ha hecho poco o nada por los aborígenes amazónicos – tan peruanos como cualquiera de nosotros -, pero se dispone a arrebatarles lo que más estiman.

Poco se ha avanzado desde entonces. Apenas se ha discutido e implementado la ley de consulta previa, una norma que se postula en conformidad con las exigencias de instituciones globales que el Perú dice respetar. Existen todavía problemas respecto de cuáles son las condiciones para considerar a un colectivo como pueblo indígena, la comunidad que debe ser consultada; nuestros políticos continúan identificando a los pueblos que protestan contra la lotización del territorio, la explotación minera o petrolífera por razones culturales y ecológicas como paganos, animistas y primitivos (Alan García, Ántero Flores, etc.). Esos políticos se consideran a la vez defensores del progreso e improvisados extirpadores de idolatrías, que predican la verdadera racionalidad, la del desarrollo económico. Desean, en el mejor de los casos, incluir al otro por la fuerza sin reconocer su identidad propia. Imponerle la cosmovisión definitiva, la del crecimiento y la mercantilización de las cosas. Le han dado un perverso significado a la palabra inclusión como una suerte de conversión a la fuerza. Un proceso en el que la restitución de derechos y el reconocimiento de la dignidad del otro no tienen lugar alguno. Ningún país se forja de esa manera. La inclusión sin reconocimiento es un pretexto para la manipulación y la prepotencia pol{iticas. Las palabras de Primitivo Quispe preservan su incontestable vigencia. Seguimos tratando a esos colectivos humanos como pueblos ajenos dentro del Perú.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado profesor, gracias por compartir un espacio de blog para aquellos a quienes más olvidados se tienen hoy día. Como siempre nada más que felicitarlo por esta entrada y decirle que siempre estoy atento a todas sus publicaciones. Disfruto mucho de leer todo lo que comparte.

Saludos!

Gonzalo Gamio dijo...


Mil gracias.

Anónimo dijo...

Lindo blog, profe! Es la segunda vez que leo lo que comparte y he quedado encantada. Sería bueno que comparta en clase info sobre su blog, no sabe cuántas personas estarían felices de leerlo.

Éxitos

Gonzalo Gamio dijo...


Excelente ¡Gracias!

Saludos,
G.